La marca Movistar en su filial argentina, que durante décadas fue sinónimo de telefonía, podría tener los días contados. Con la compra de Telefónica por parte de Telecom, la fusión de ambas compañías pondría en jaque la continuidad de la icónica marca española, cuyos clientes serían absorbidos por Personal.

La desaparición de Movistar no es un hecho aislado en la historia de las telecomunicaciones en el país, sino parte de un patrón recurrente: cada vez que una empresa cambia de manos, la anterior se diluye en la nueva, perdiendo identidad y dejando su lugar a la firma compradora.

Si se concreta la operación, los más de 20 millones de usuarios de Movistar pasarían a formar parte de la estructura de Telecom, una compañía controlada por el Grupo Clarín, lo que agrega un ingrediente político clave en medio de la tensa relación entre el gobierno de Javier Milei y el mayor conglomerado mediático.

Una historia de fusiones y desapariciones

El proceso de privatización de las telecomunicaciones en Argentina comenzó en 1990 con la división de la estatal ENTEL en dos empresas: una controlada por Telefónica de España y otra por Telecom, en manos de inversores italianos y franceses.

En los primeros años, la telefonía celular estuvo dominada por "Movicom", bajo la operación de BellSouth y socios locales. Sin embargo, con la llegada de "Miniphone" en 1993 (una sociedad entre Telefónica y Telecom), comenzó un reordenamiento del mercado.

Con el tiempo, "Miniphone" pasó a llamarse "Unifón" y luego "Movistar", mientras que a "Movicom" la adquirió la mexicana Telmex y la renombró como "Claro".

A lo largo de las décadas, nombres como CTI Móvil, Personal, Unifón y Movicom fueron desapareciendo, absorbidos por nuevas empresas o 'rebrandeados' para unificar identidades globales.

Ahora, Movistar podría correr la misma suerte y convertirse en un recuerdo del pasado.

Telecom, Clarín y la pulseada con el gobierno de Milei

La compra de Telefónica por parte de Telecom además de reconfigurar el negocio de las telecomunicaciones, también tiene implicancias políticas.

Telecom pertenece al Grupo Clarín, un actor históricamente clave en la escena mediática y económica. Javier Milei, al igual que en su momento el kirchnerismo, mantiene una relación tensa con el multimedios, denunciando supuestos intentos de manipulación y presiones.

Sin embargo, esta compra lo enfrenta a un dilema: si permite la operación, habrá cedido ante Clarín como tantos otros gobiernos antes que él; si la bloquea, se arriesga a una guerra mediática sin cuartel.

El escenario recuerda las disputas entre el Grupo Clarín y la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner en los años 2007 a 2015, aunque con un signo político opuesto. La administración libertaria de Milei se encuentra en la encrucijada de definir si da luz verde a una concentración de mercado que podría generar un virtual monopolio o si decide confrontar a uno de los grupos de poder más influyentes del país.

El futuro de los clientes de Movistar

Si la fusión avanza, los usuarios de Movistar pasarán a formar parte de Personal, la marca de telefonía móvil de Telecom. Esto implicaría la desaparición de Movistar como identidad comercial en Argentina, al igual que sucedió en su momento con Miniphone, Movicom y otras empresas a las que las absorbieron nuevos actores del mercado.

Para los clientes, el cambio podría significar desde una simple actualización de marca hasta modificaciones en tarifas, planes y condiciones de servicio.

Por supuesto que aún no hay definiciones concretas sobre cómo podría ser el proceso de transición, pero la tendencia histórica sugiere que el nombre Movistar quedará en el olvido, y sus usuarios deberán acostumbrarse a ver el logo de Personal en sus dispositivos.

La venta de Telefónica a Telecom aún debe pasar por el filtro de los organismos reguladores, pero el antecedente es claro: en Argentina, las marcas de telecomunicaciones desaparecen cuando cambian de dueños. Movistar, una firma consolidada en el país por más de 30 años, podría ser la próxima en sumarse a esa lista.